Cuando las madres y mujeres dominicanas hacen un buen sancocho, el locrio de arenque aquel, el ponche caliente o la avena sabrosa aquella, lavan de una vez los calderos y la cocinita queda bien limpia, aunque este saturada de pobreza ¡Es un buen recuerdo ese! Todos lo guardamos.
En Europa están los dominicanos dispersos en distintos puntos geográficos, pero con muchas cosas comunes que los unen. Trabajadores hasta sudar, café colao y merengue hasta que la cadera se canse o se rompa la tambora.
No te frenes, ¡¡¡España es tuya con tu dominicanidad en alto!!!