Este congreso ha sido más bien una sesión de terapia de grupo en la que los afiliados se han reconciliado con su pasado más inmediato. «Querido Heinz-Christian, has hecho cosas increíbles, sé de tu compromiso personal, pido un aplauso para ti», ha dicho Hofer a modo de despedida de una etapa ya quemada. No ha habido ovaciones, desde luego, pero el auditorio aplaudió cortesmente. «Estamos de vuelta en la política austriaca», ha sido la primera consigna de Hofer, centrado ya en las elecciones que tendrán lugar a final de mes. Los sondeos otorgan al FPÖ un 20% que sería suficiente para volver a formar parte de un gobierno de coalición con el conservador Sebastian Kurz.
Según Christian Rainer, redactor jefe del semanario Profil, Norbert Hofer es un «lobo con piel de cordero» que se ha abstenido de excluir a los miembros más radicales del FPÖ, pese a algunas declaraciones antisemitas. Su objetivo estratégico es reunificar las filas y evitar a toda costa una disidencia. El pasado 7 de septiembre, Hofer, protestante, afirmó que el islam «no forma parte de nuestra cultura, de nuestra historia, y nunca formará parte de ellas». Austria no es un país amenazado por el mestizaje cultural, solamente hay un 8% de musulmanes, pero Hofer ha llegado a la dirección agitando el mensaje contra los extranjeros y contra el Islam.
Tras su elección en Graf, ha reiterado que el FPÖ seguirá combatiendo el «islam político» y su débil apariencia esconde una de las figuras más duras del partido. Desde el accidente de parapente que casi le cuesta la vida, en 2003, Hofer se desplaza con bastón, lo que le aporta una imagen de convaleciente que impide a otros partidos atacar su figura con demasiada agresividad, pero en realidad continúa pilotando con pasión y saltando en paracaídas. Su afición a la adrenalina llegará sin duda a la política austriaca. Su modelo político es Viktor Orbán, al que califica como «un verdadero amigo de Austria», en contraposición con la conservadora Merkel. Si el FPÖ vuelve a formar parte de Viena, Austria seguirá siendo con toda seguridad una piedra en el zapato de Alemania.
Excelente orador, Hofer se ve como ganador en breve y su objetivo declarado es llegar a ser, a medio plazo, el candidato más votado en Austria. «Si los conservadores quieren formar gobierno con la izquierda y los ecologistas, les deseo buena suerte», ha ironizado sobre la tentación de Kurz de establecer un cordón sanitario, tras el denominado «escándalo de Ibiza», y volverse hacia el otro lado del arco parlamentario, «en ese caso, subiríamos sin duda y de inmediato en los sondeos hasta un 30%». «Estamos pasando un momento difícil… No podemos desanimarnos, creo que el partido tiene el potencial de ser el primero en las elecciones. Nadie puede detenernos, excepto nosotros mismos, hemos estado en camino de convertirnos en la formación más fuerte ya dos veces, pero hemos fallado, tropezado en nuestros propios pies. Ahora debéis tener claro que nunca más volveremos a fallar en ese objetivo, ¡nunca!», ha dicho.
Hofer nació cerca de la frontera húngara, en el Burgenland, en el este, donde sigue residiendo. Es padre de cuatro hijos y cultiva una imagen de cauta personalidad provinciana. Su mujer, Philippa Strache, encargada del área de protección de animales en el FPÖ, tampoco ha estado presente, reduciendo todavía más la extremadamente baja cuota de mujeres. Ocho jefes regionales han subido al escenario del congreso para arengar a los delegados y solo la última era mujer, la representante de Salzburgo Marlene Svazek , que apenas llegó al atril, se lanzó a un ataque radical contra los medios de comunicación presentes, acusándolos de haber participado en un golpe de Estado, como califica a la trampa de que fue víctima el anterior presidente del FPÖ y que fue difundida, si no orquestada, por medios de comunicación alemanes. El número dos de Hofer será Manfred Haimbuchner y su equipo más cercano incluye a Marlene Svazek, Harald Stefan, Gernot Darmann, Herbert Kickl y Mario Kunasek.