Llegar al trabajo, desde la periferia, ha sido una «aventura» larga, complicada e imprevisible. En el caso urbano, tráfico, comercio, vida privada y laboral sufren las consecuencias de una huelga dura: más de una docena de líneas de metro total o parcialmente paralizadas; una gran mayoría de
líneas de autobuses paralizados o funcionando a un ritmo muy aleatorio e imprevisible; los taxis «tomados por asalto»; los «uber» rozando precios astronómicos; la vida de cada día, al ralentí.
Se trata de una primera «advertencia» de los sindicatos del transporte público contra los proyectos de reforma de Emmanuel Macron.
Hay programado un largo rosario de jornadas de huelga y manifestaciones, a lo largo de todo el otoño, contra un proyecto que ni siquiera ha comenzado a ser realidad.
Édouard Philippe, primer ministro del Gobierno de Macron, estima que la reforma del sistema nacional de pensiones deberá «ir realizándose» a lo largo de los próximos diez meses. El bloque de París, este lunes, «sólo» es la primera batalla de una «guerra» que durará meses.