La Casa Blanca ha intentado que México o Guatemala operen como «tercer país seguro», es decir un lugar en el que los solicitantes de asilo pueden esperar que los juzgados de EE.UU. decidan sobre su petición, sin tener que volver necesariamente a su lugar de procedencia si allí temen por su vida. México se ha negado a formar parte de ese programa, y Guatemala, que tuvo elecciones el mes pasado, está negociándolo.
Cada mes, unas 7.500 personas solicitan asilo en EE.UU. Hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca, los peticionarios quedaban libres mientras los juzgados estudiaban sus casos. Muchos han quedado como inmigrantes indocumentados, a los que por lo general EE.UU. sólo deporta si delinquen. En muchos juzgados, sobre todo los de los estados fronterizos con México, hay demoras de hasta tres años en la deliberación sobre casos de asilo.
De enero a julio, último mes del que hay datos, llegaron cruzaron a pie la frontera 28.600 menores guatemaltecos, 18.600 de Honduras y 10.900 de El Salvador. La mayoría de ellos pide asilo por el riesgo de violencia en su país. Según el gobierno norteamericano hay más de 436.000 peticiones de asilo pendientes.
En sus menos de tres años de presidencia, Trump ha nombrado a dos de los jueces del Supremo, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, que han dado un giro netamente conservador a la bancada. De decisión disintieron las juezas Ruth Bader Ginsburgh y Sonia Sotomayor.
El presidente Trump se felicitó por la victoria a través de un mensaje en Twitter: «¡Gran victoria en el Supremo para la frontera en el tema del asilo!».
BIG United States Supreme Court WIN for the Border on Asylum! https://t.co/9Ka00qK1Ob— Donald J. Trump (@realDonaldTrump)
September 11, 2019