La delegación de Venezuela, nombrada por la opositora Asamblea Nacional, ha denunciado que Maduro ha permitido la violación de la soberanía de su país invitando a guerrillas colombianas y militares cubanos que, desde el poder, el régimen pone en peligro la paz en América. En este momento, las cancillerías que apoyan a la oposición venezolana estudian qué medidas, más allá de las diplomáticas, pueden aplicar. Fuentes conocedoras de esas deliberaciones dijeron a ABC que una de las opciones es un bloqueo naval para asfixiar al régimen y cortar sus lazos comerciales y militares con sus aliados, en especial Cuba, Irán y Rusia.
Votaron a favor de invocar el tratado 12 países de los 19 lo firmaron: Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y la República Dominicana, además de Venezuela. Se abstuvieron Trinidad y Tobago, Uruguay, Panamá y Perú. Bahamas se ausentó.
El ministro de Exteriores de Colombia ha participado personalmente en la reunión del Consejo Permanente para detallar el amparo del régimen de Maduro a grupos terroristas y narcotraficantes. «El favorecimiento del régimen a esos grupos ilegales les ha permitido delinquir contra intereses colombianos y amenazar la paz de nuestra región. El régimen utiliza estos grupos como un mecanismo de control social y represión de la oposición y los considera su escudo en la frontera», dijo el canciller Carlos Holmes Trujillo. «La relación de cooperación entre el régimen y esos grupos es la mayor amenaza para la estabilidad democrática y la seguridad de la región».
En un último momento, las delegaciones de Costa Rica y Chile intentaron que el Consejo Permanente aprobara una enmienda al tratado de defensa mutua TIAR para comprometerse a que todas las medidas que se apliquen sean para contribuir «a la restauración pacífica de la democracia en Venezuela, excluyendo aquellas que impliquen el empleo de la fuerza armada». Según dijo la embajadora de Costa Rica ante la OEA, Montserrat Solano, «esta es una decisión de la más alta gravedad, no es una decisión que pueda tomarse a la ligera porque afecta a todos los países del hemisferio». La enmienda fracasó, por lo que la intervención armada sigue entre las opciones.
México se opuso con gran contundencia a la invocación del Tratado de Río, que calificó de irresponsable y peligroso. «El tratado es contrario a los principios de la OEA, a la defensa de la paz, la seguridad y la defensa de los pueblos y los derechos humanos. Invocar dicho tratado, identificado con el uso de la fuerza, es un retroceso y una contradicción», dijo la embajadora mexicana ante la OEA en su turno de intervención. «Si lo que se persigue no es una intervención armada, ¿para qué recurrir a un mecanismo obsoleto como este tratado?», se preguntó.
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), conocido como Tratado de Río, invocado por primera vez en la historia este miércoles, es un pacto de defensa mutua interamericano firmado en 1947 y del que son parte Argentina, Bahamas, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Cuba no participa en la OEA pero no se ha salido del TIAR, como sí lo han hecho Ecuador, Nicaragua, México y Bolivia.