-¿Qué le ha pedido EE.UU. para solucionar la crisis migratoria?
Lo que quiere Estados Unidos es lo mismo que todos los países queremos, que es que no representemos una amenaza para nadie. El problema de una Guatemala metida en corrupción, con un proceso de degradación muy fuerte, con el tema del tráfico de drogas, etcétera, es que representa un problema de seguridad nacional para EE.UU.
-¿Afirma que Guatemala es un problema de seguridad para EE.UU.?
¡Es que lo somos! Mire, por la corrupción que ha habido en mi país, hay quien ha podido conseguir un pasaporte falso que ha podido usarse para cualquier cosa. Es por esa corrupción, en parte resultado del tráfico de drogas, que hay quienes en Guatemala pueden presentar un problema de seguridad para otros, incluido EE.UU. Es normal que ahora nos tengamos que ganar la confianza.
-¿Qué prioridad tiene para resolver el problema migratorio?
La agenda de la inmigración tiene que ir de la mano con la agenda del desarrollo humano. Mire, los muros físicos no detienen a la gente. Los únicos muros que detienen a la gente son los muros de prosperidad, es encontrar oportunidades en el lugar de origen. Eso detiene a la gente. Hay que hacer que la gente no se vaya, en eso estamos de acuerdo. Ahora bien, yo no soy Harry Potter, yo no tengo una varita mágica. No se puede resolver este problema de la noche a la mañana, lo que hay que hacer es comenzar ya a trabajar los problemas desde su origen.
-¿Ha preguntado por las condiciones que que muchos inmigrantes guatemaltecos viven detenidos en la frontera? Hemos visto a niños separados de sus padres, familias enteras encerradas en celdas.
Sí, desde luego. Yo como político y como ser humano me he manifestado siempre contra la separación de familias porque no resuelve el problema, sino que lo complica más, lo agrava. Le puedo avanzar que vamos a tener un funcionario de muy alto nivel, un viceministro, que va a tratar esos temas migratorios desde aquí, desde Washington.
-¿Conoce usted los detalles del acuerdo migratorio con EE.UU. que ha firmado su predecesor en el cargo, el actual presidente Jimmy Morales?
No los conozco y así se lo he dicho al Gobierno de Estados Unidos, en concreto al secretario Pompeo.
-¿Qué le ha respondido él?
Me dijo que está extrañado. En la reunión que tuvimos él preguntó cuando será la próxima reunión con el Gobierno de Guatemala, le dijeron que el lunes de la semana entrante y me dijo que pedirá que nos hagan partícipes. Porque el actual Gobierno de Guatemala se ha comprometido a meternos como observadores en el proceso y no lo ha hecho. Y eso es lo más complicado, porque va a ser mi gobierno al que le corresponda implementar el acuerdo final.
-¿Por qué no le informa el gobierno del señor Morales?
Se lo tendría que preguntar a él. Yo no lo sé.
-Entonces, para usted, como presidente electo de Guatemala, ¿el pacto sobre migración con EE.UU. será vinculante?
Hay un convenio del que conocemos lo que todo el mundo conoce, nada más. Quisiéramos saber todos los detalles y los anexos que tiene ese pacto.
-La Casa Blanca ha dicho que con ese acuerdo Guatemala será un «tercer país seguro», al que podrá enviar a solicitantes de asilo que lleguen sin papeles a la frontera de EE.UU. ¿Ustes está a favor de eso?
No cumplimos los requisitos de tercer país seguro. No cumplimos las condiciones que establece la Convención de Ginebra para ello. Nosotros lo que decimos es que podemos atender las solicitudes de asilo de salvadoreños y hondureños con el entendimiento de que habrá organizaciones como Acnur que apoyarán financieramente a estas personas que desean buscar asilo en Guatemala. Hasta ahí, porque nosotros no podemos ser un tercer país seguro para el resto del mundo. ¿Para quién? ¿También para asiáticos o africanos? Es imposible, no tenemos los recursos suficientes. Eso se lo hemos dicho al Gobierno de EE.UU.
-¿Por qué sólo se salvadoreños y hondureños?
Porque la Constitución Política de la República de Guatemala manda que cualquier ciudadano hondureño y salvadoreños que ponga un pie en nuestro país tiene los mismos derechos y obligaciones que cualquier guatemalteco. No les podemos denegar el derecho a solicitar asilo desde Guatemala.
-Sólo en agosto llegaron a la frontera sur 50.000 personas, en su mayoría centroamericanas. Si son enviadas a Guatemala a pedir asilo en EE.UU., ¿qué opciones tendrán?
Esta persona tiene dos caminos. O se queda en Guatemala a esperar la resolución del asilo o no acepta quedarse en Guatemala. Si no quiere quedarse en Guatemala pero teme volver a su país por la violencia u otra amenaza, Acnur puede buscarle otro país al que entrar como refugiado.
-¿Va a pedir fondos para poder encargarse de todos esos trámites?
No he pedido nada. ¿Cómo voy a pedir algo si ni siquiera sé cómo está planteado el acuerdo?
-¿Se va a ver con el presidente Trump?
No, imagino que el presidente de EE.UU. se reúne solo con presidentes ya en el cargo, no con presidentes electos.
-¿Va a visitar España próximamente?
Nos interesa muchísimo ir a hablar con el gobierno español. No tenemos todavía fecha. Pero en cuanto el gobierno español deje de estar en funciones queremos ir a España para poder reforzar la posición de cooperación entre los dos países. Andamos buscando nuevos mercados para nuestros productos, y nos interesa muchísimo hablar con el sector empresarial de oleoductos y gasoductos, y la posibilidad de inversión en turismo. Hay mucho que hacer.
-Venezuela vive también una crisis migratoria con millones de refugiados. ¿Cree que hay una diferencia de trato por parte de EE.UU. entre los venezolanos y los centroamericanos?
No. Desconozco cómo están tratando a los inmigrantes venezolanos. Pero de verdad creo que estamos en igualdad de condiciones.
-¿Reconoce usted a Juan Guaidó como presidente de Venezuela?
Por supuesto. En Centroamérica nos preocupa la influencia del chavismo, porque la extensión de esa ideología desestabiliza la región. Y nosotros ya hemos padecido durante muchos años el conflicto armado. Nos preocupa ese tipo de socialismo que apela a la confrontación y al extremismo. No nos conviene porque todos en Centroamérica venimos de procesos de paz que relativamente han tenido éxito.