Fuentes de Stena Bulk, la compañía propietaria del Stena Impero, que navegaba hacia Arabia Saudí, han confirmado que ha perdido contacto con el buque y que, al parecer, se dirige ahora al norte de Irán, informa la BBC. Según la empresa, el barco cuenta con 23 personas a bordo y que se le aproximaron «pequeñas embarcaciones no identificadas y un helicópteros» en el estrecho de Ormuz, en la región del golfo Pérsico. «No se ha informado de heridos y la seguridad es la primera preocupación tanto de los propietarios como de los operadores (Northern Marine Management)», afirmó.
El Ministerio de Asuntos Exteriores británico ha tratando de obtener informes «urgentemente», mientras que el comité de emergencia del gobierno británico, Cobra, se ha reunido en Whitehall para abordar el incidente.
El Stena Impero había partido de Texas cargado con etanol en mayo y había efectuado paradas en India y Emiratos Árabes Unidos. En el trayecto del puerto emiratí de Fujairah a Jubail, en Arabia Saudí, el buque fue interceptado por las fuerzas iraníes este mismo viernes, según revelaron los medios públicos iraníes y confirmó después un portavoz del Pentágono a la agencia AP. Las dos empresas dueñas del carguero, Stena Bulk y Northern Marine Management estuvieron horas sin poder contactar con el capitán.
EE.UU. vende crudo que extrae en el golfo de México, una zona rica en yacimientos en la que explotan plataformas petrolíferas empresas no sólo norteamericanas sino también británicas, como BP. Este viernes, las autoridades de Gibraltar anunciaron que retendrán al menos durante 30 días más un buque petrolero iraní que se dirigía a Siria y que capturó la Armada británica el 4 de julio mientras cruzaba el estrecho para dentaras en el Mediterráneo. El ministro de Exteriores español, Josep Borrell, protestó entonces por la operación y acusó a EE.UU. de haberla coordinado con Reino Unido, manteniendo a España al margen.
En plena escalada de tensión en el golfo Pérsico, la Casa Blanca aprobó este viernes nuevas sanciones sobre Irán para asfixiar a los líderes de la República Islámica y obligarles a tragar con un nuevo acuerdo no sólo de desnuclearización sino también de desarme. El presidente Donald Trump reiteró ayer que la Armada estadounidense sí derribó el jueves un ‹dron› en aguas internacionales frente a las costas de Irán, pese a que la Guardia Revolucionaria de este país lo negó y dijo que de derribar algo, EE.UU. habría derribado uno de sus propios aviones de vigilancia no tripulados.
Según reveló este viernes el secretario de Estado, Mike Pompeo, el gobierno norteamericano ha dictado sanciones contra 12 iraníes en Irán, Bélgica y China, empleados en una empresa central en el programa nuclear de la República Islámica, Iran Centrifuge Technology Company. El Tesoro norteamericano les congela sus activos en EE.UU. y les impide la entrada al país, y, sobre todo, presionará a sus socios en todo el mundo para que adopten las mismas medidas, aislando aún más al régimen teocrático iraní. Pompeo acusó a Irán de “chantajear a la comunidad internacional” con la reciente aceleración en su programa de enriquecimiento de uranio.
La prueba de que esas presiones sobre sus socios le están funcionando a EE.UU. es que, por ejemplo, dos cargueros iraníes que iban a transportar maíz a Irán llevan dos meses sin poder partir de Brasil porque le empresa petrolera estatal, Petrobras, se niega a venderles petróleo para combustible por alinearse con las sanciones de EE.UU. La comida, como bien de primera necesidad, no está afectada por las sanciones norteamericanas, pero el petróleo y otros combustibles sí. Según la agencia Reuters, los dos buques, el Bavand y el Termeh, pertenecen al gobierno iraní y llegaron a Brasil cargados con urea, usada como fertilizante.
Trump anunció en persona el derribo del ‹dron› el jueves durante una conversación con periodistas en la Casa Blanca. Este viernes, preguntado por si teme que la tensión provoque un enfrentamiento armado, el presidente dijo: «No, para nada. Tenemos los mejores barcos, los más mortíferos, no tenemos por qué usarlos, pero son los más fuertes. Espero, por su bien, que no hagan ninguna locura, porque pagarán un precio por ello que nadie antes ha tenido que pagar».
El mes pasado, el presidente canceló un ataque con misiles a tres objetivos militares iraníes que minutos antes había autorizado como respuesta al derribo de un ‹dron› estadounidense en el estrecho de Ormuz. Después de que el propio Trump en persona anunciará que el buque de asalto anfibio USS Boxer abatió un ‹dron› iraní el jueves por la misma zona del golfo Pérsico, la república islámica respondió por vías oficiales que la información era falsa y que en todo caso si EE.UU. había derribado un dron sería en cualquier caso un ‹dron› propio.
«Lo derribamos, no hay duda de ello», dijo este viernes en la Casa Blanca el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, preguntado por las declaraciones del gobierno iraní. El Pentágono facilitó incluso las coordenadas y la hora exacta del derribo, aunque no ofreció pruebas gráficas de él. Sí que explicó a la agencia AP que el dron no fue derribado con un misil sino con una interferencia electrónica que le hizo perder contacto con la base desde la que era operado. Cayó supuestamente al mar cuando estaba a unos 900 metros del buque militar norteamericano.
La radio pública NPR citó a fuentes de ministerio de Defensa norteamericano que confirmaron el ataque defensivo: «Tenemos pruebas. Y los iraníes no tienen un largo historial de defensa de la verdad. Respaldamos al 100% las declaraciones del presidente».
Paralelamente, la Casa Blanca ha dictado también sanciones contra Salman Raouf Salman, uno de los líderes la milicia libanesa Hezbolá por planificar el atentado de 1994 contra la mutual judía AMIA en Buenos Aires, en el que murieron 85 personas. La diplomacia norteamericana considera a Hezbolá como un satélite financiado y armado por Irán. Este viernes, el influyente senador Marco Rubio aplaudió las sanciones y dijo que Hezbolá, como Irán, «se ha alineado con el régimen narcoterrorista e ilegítimo de Nicolás Maduro en Venezuela, y supone una grave amenaza para el continente americano».