Los aspirantes a la vicepresidencia de Estados Unidos, J.D. Vance y Tim Walz, empezaron a enfrentarse este martes en un debate inusualmente importante en el que intentan competir por los votos decisivos de los estados bisagra del corazón de Estados Unidos . El compañero de fórmula del republicano Donald Trump y el de la demócrata Kamala Harris se dieron la mano en el estudio de la cadena de televisión CBS Nueva York, donde las moderadoras, las periodistas Norah O’Donnell y Margaret Brennan, empezaron preguntando a los candidatos a la vicepresidencia sobre la crisis en Oriente Medio y el huracán Helene que ha causado más de 155 muertos y enormes daños en Estados Unidos. Siguieron otros temas como la inmigración, el cambio climático, el aborto, todos asuntos de una campaña electoral muy reñida. Este debate podría ser el último de las presidenciales de 2024. Trump ha rechazado enfrentarse en un segundo debate con Harris. Vance, de 40 años, y Walz, de 60, defienden ser la voz auténtica de los cruciales estados del Medio Oeste que podrían decidir por unos pocos miles de votos el ganador de unas unas elecciones que, según las encuestas, siguen empatadas técnicamente a cinco semanas de los comicios, el 5 de noviembre. La historia sugiere que los debates de los candidatos a la vicepresidencia rara vez influyen en los resultados, pero en una campaña electoral atípica en la que Harris ha sustituido al presidente Joe Biden en medio de la carrera, la contienda del martes puede sumar. El debate de los candidatos a la vicepresidencia «abrirá el apetito de mucha gente para el 5 de noviembre», dijo a la AFP Thomas Whalen, profesor asociado de Ciencias Sociales en la Universidad de Boston. Pero las tensiones en Oriente Medio, y en particular los cerca de 180 misiles lanzados por Irán contra Israel (que los interceptó) amenazan con opacar el debate. Durante su visita a Wisconsin este martes, uno de los estados bisagra, Trump ni siquiera mencionó el debate de su compañero de fórmula, aunque insistió en que si estuviera al frente del país, «el ataque de hoy contra Israel nunca hubiera ocurrido». Por su parte, Harris reiteró su compromiso «inquebrantable» con Israel y dijo que apoya «completamente» la orden de Biden para que el ejército estadounidense interceptara misiles iraníes. A ello se suman los más de 155 muertos y la destrucción que ha dejado el huracán Helene en algunos estados de la costa este. Walz y Vance fueron elegidos para captar votos en los estados del centro del país, donde debido al arcaico sistema de colegios electorales que eligen al presidente, unos pocos de miles de votos pueden dar la victoria. Ambos son veteranos militares con sólidas credenciales obreras: Vance es conocido por ser el autor de las memorias «Hillbilly Elegy» (Hillbilly, una elegía rural) y Walz por ser un antiguo profesor y entrenador de fútbol americano. Pero las similitudes acaban ahí. Vance comparte el gusto por la polémica de Trump, ya sea difamando a las mujeres demócratas de preferir a los gatos en vez de tener hijos, o promoviendo las falsas afirmaciones de que los inmigrantes haitianos de un pueblo de Ohio se comen las mascotas. Su objetivo será superar las encuestas que inicialmente lo situaban como uno de los candidatos a vicepresidente menos populares de la historia, tras salir a la luz una serie de viejos comentarios sobre las mujeres y el aborto. «Vance tiene que tener cuidado, porque creo que le han tendido una trampa», señaló Whalen. Walz intentará darse a conocer ante un público que apenas sabe nada de él, tras el rápido ascenso de Harris como sustituta de Biden en la candidatura demócrata. Su política progresista y la etiqueta de «raros» que colgó a Vance y a Trump le propulsaron entre las filas demócratas, pero eso será precisamente uno de los frentes de ataque de Vance, ya que él y Trump intentan pintar a Walz y Harris como «marxistas». Los debates televisados ya han demostrado su capacidad de conmoción este año: Biden se vio obligado a abandonar su candidatura a la reelección tras una desastrosa actuación contra Trump en junio. Whalen apunta que Estados Unidos «apenas ha habido un debate vicepresidencial que haya tenido alguna diferencia apreciable» en el pasado, pero que el enfrentamiento del martes podría ser de «alta intensidad» para los espectadores amantes del teatro político.