El bombardeo norteamericano de posiciones de la milicia pro-iraní en Siria, ordenado personalmente por el presidente Biden tal y como insisten los informes, arroja una primera conclusión: el nuevo inquilino de la Casa Blanca no aspira, como su antecesor Barack Obama, al premio Nobel preventivo de la Paz, y ha querido demostrar en pocas semanas en el cargo que no le tiembla el pulso a la hora de emprender acciones militares. Poco más se puede extraer de la acción contra dos guerrillas aliadas de Bachar al Assad, compuestas básicamente por milicianos de la guerrilla chií libanesa Hizbolá y respaldadas militarmente por Teherán. Estados Unidos no pretende advertir de que va a implicarse en la guerra civil siria, y menos aún… Ver Más