Al parecer, la chica no disponía de compresas y la sangre manchó sus pantalones, contaba a este mismo diario la madre de la víctima, Beatrice Koech. La profesora se burló entonces de ella en frente del resto de estudiantes. La ofensas llegaron hasta el punto de que la llamó «sucia» y la echó de la clase.
La chica se marcho del aula y acabó suicidándose. El suceso, que está siendo investigado por la Policía, ha conmocionado al país y ha provocado que las mujeres del parlamento keniata emitiesen una queja conjunta ante el Ministerio de Educación. «Junto con otras diputadas, hemos puesto el punto de mira sobre el Ministerio de Educación en protesta por la niña de 14 años que se suicidó después de que una maestra la ridiculizara públicamente por ensuciar su ropa con la sangre menstrual», anunciaba la diputada de centro izquierda Esther Passaris a través de su cuenta de Twitter.
Protestas
Este trágico suceso ha desencadenado también protestas fuera de su escuela este pasado martes. Más de 200 familiares, amigos y conocidos de la víctima se reunieron frente al centro para exigir que la maestra de la joven asuma las consecuencias legales. La manifestación acabó desembocando en altercados con la Policía, que usó gases lacrimógenos para dispersar la concetración y acabó deteniendo a cinco personas.
Según un informe publicado por la ONU en 2014, una de cada diez niñas en África Subsahariana faltaban a la escuela durante sus ciclos mensurales. Esa fue la razón de que, en 2017, Kenia aprobara una ley que exigía que todos los colegios proporcionasen productos menstruales gratuitos para que todas las adolescentes puedan asistir a sus clases.