¿Un nuevo Oumuamua? Detectan un objeto interestelar entrando en el sistema solar

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En octubre de 2017 los astrónomos detectaron algo nunca visto hasta entonces: un objeto con forma de puro de 300 metros de largo procedente de más allá del sistema solar que, además, mostró experimentar cambios en su aceleración. Finalmente, la hipótesis más aceptada es que dicho objeto, que se acabó llamando Oumuamua, es un cometa interestelar que está experimentando un proceso de liberación de gas que le hace cambiar su movimiento. Fuera lo que fuera, Oumuamua se alejó y desapareció de nuestra vista.

Los científicos creen que este tipo de visitas pueden repetirse: que, en ocasiones, cometas o asteroides interestelares pueden entrar en el sistema solar, siguiendo órbitas muy diferentes de las de los objetos de su interior. Por eso es muy relevante que el pasado 30 de agosto, el astrónomo ucraniano Gennady Borisov detectase un objeto que podría ser el segundo visitante interestelar conocido, y de nombre C/2019 Q4 (Borisov), tal como ha informado la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.

«En base a las observaciones disponibles, la solución para la órbita de este objeto coincide» en una trayectoria hiperbólica, «lo que indicaría un origen interestelar», según una circular de la Unión Astronómica Internacional (IAU).

Los datos recogidos hasta el momento indican que la órbita de C/2019 Q4 (Borisov) es hiperbólica (muy excéntrica). ¿Por qué esto es interesante? Porque esto indica que el objeto viene de fuera de sistema solar, ya que el resto de cuerpos que están dominados por la gravedad del Sol tienen órbitas casi circulares (planetas) o elípticas (cometas y asteroides).

Después de este avistamiento, astrónomos de todo el mundo han apuntado sus telescopios sobre dicho objeto para tratar de aprender más sobre su naturaleza y órbita y concluir si, efectivamente, se trata de un cuerpo interestelar.

Sin embargo, las obsevaciones se han hecho mientras el objeto estaba cerca del horizonte y de la posición que ocupa el Sol en el cielo, dos factores que disminuyen la precisión de las medidas (la atmósfera distorsiona las observaciones y la luz de la estrella satura los instrumentos). Por eso, habrá que esperar algún tiempo para poder estimar con precisión la trayectoria de C/2019 Q4 (Borisov) y hacer más mediciones.

«Necesitamos esperar unos pocos días para pobar la hipótesis acutal de que es interestelar, o quizás cambiar por completo nuestra idea», ha dicho Marco Micheli, investigador de la ESA.

Parece que habrá tiempo de sobra: «Salvo que ocurra una inesperada desaparición o desintegración, este objeto debería ser observable durante al menos un año», según la IAU.

Si se confirma que este cuerpo es interesteler, después del hallazgo de Oumuamua en 2017, los científicos tendrían indicios de que estas visitas son más frecuentes de lo que se pensaba.

Un objeto de varios kilómetros
Por el momento, ya se sabe que C/2019 Q4 es un cometa de varios kilómetros de diámetro que está activo, es decir, liberando gas y polvo a causa de la sublimación de su hielo bajo el efecto de la radiación solar.

En este momento, solo se puede observar a C/2019 Q4 durante 20 minutos al crepúsculo, pero en octubre ya estará lo suficientemente lejos del Sol como para que telescopios como el Hubble echen un vistazo. Se espera que en diciembre haga su máxima aproximación al Sol, a una distancia de 300 millones de kilómetros de la estrella, de forma que es posible que se active y genere la cola y la coma típicas de los cometas.

«Este es el primer objeto interestelar que se podrá observar actuando como un cometa», ha dicho en The New York Times Michele Bannister, astrónoma en la Universidad de la Reina en Belfast (Reino Unido). «Se podría comportar igual que los cometas de nuestro sol, o no».