La sospechosa, identificada con el nombre de Maria, atacó a su esposo en su habitación mientras este dormía después de volver a casa del trabajo. Lo estranguló con sus propias manos y después agarró un hacha para cortarle la cabeza, según el relato policial.
Después de eso, según apuntan los medios locales, la mujer cogió un cuchillo de cocina y cortó los genitales del hombre, para después dárselos de comer a los perros. Posteriormente trató de cortar el cuerpo en pedazos, pero se arrepintió y salió corriendo al exterior de la casa, donde le confesó a una vecina lo que había hecho.
«Tengo problemas, he matado a mi esposo», aseguró la señora Opanasiuk a una televisión local que le había dicho su vecina. Inicialmente no la creyó, pero tenía las manos, los pies y la ropa manchados de sangre, así que entró en la casa y comprobó que no estaba mintiendo.
«Cuando entré, vi el cuerpo mutilado y las sábanas perdidas de sangre. Le pregunté dónde estaba la cabeza y me contestó que dentro de un saco», comentó la vecina. Fue entonces cuando llamó a la policía y la asesina confesó de nuevo ante las autoridades antes de ser arrestada.
El portavoz de la policía, Vadim Artiukhovich, habló ante los medios y explicó que era la única salida que vio la mujer para librarse de los abusos de su marido. De hecho, los vecinos habían presenciado algunas escenas en las que él la golpeaba y la llegaba a perseguir con un hacha. La asesina, de ser declarada culpable, se puede enfrentar a una pena de 15 años de prisión.