La menor, Anderson Davis, sufrió graves lesiones en la boca, los labios y la lengua, pero aún así quiere «correr y jugar», tal como le dijo la madre de la niña al gobernador de Texas, Greg Abbott, en un mensaje de texto que el propio Abbott hizo público durante una rueda de prensa.
Según la madre, su hija «estaba de buen humor» a pesar de las heridas, y que estas podían ser tratadas.
«Esta es nuestra peor pesadilla, pero gracias a Dios está viva y relativamente bien», citó el gobernador. La madre también detalló que la niña sería operada este lunes para arreglarle el labio y la boca y sacarle metralla del pecho.
En paralelo, se ha abierto en internet una campaña de crowdfunding para cubrir los gastos médicos de Davis, en la que ya se han recaudado más de 188.000 dólares.
La tragedia se ha producido menos de un mes después de la masacre de El Paso, también en Texas, unos 450 kilómetros al Oeste de Odessa. En aquella ocasión, un atacante acabó con la vida de 22 personas en un centro comercial, en una matanza que volvió a revivir el debate nacional sobre el acceso a armas de fuego y la epidemia de tiroteos y muertes que sufre el país.
