Seis países de Latinoamérica exigen ya un visado de entrada a los venezolanos

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Solo 50 venezolanos pudieron entrar la semana pasada a Ecuador después de que entrara en vigor la ley de extranjería que pide un visado a todos aquelos venezolanos que quieran entrar como turista al país. No obstante, otros miles clamaron por clemencia y piedad con sus rodillas en tierra y manos en plegaria para que los dejaran pasar por el puente fronterizo de Rumichaca y así calmar su larga travesía por las carreteras andinas.

Las conmovedoras imágenes de madres con sus niños a cuestas, rogando de rodillas con lágrimas en los ojos para que les permitieran entrar no suavizaron a las autoridades migratorias para autorizar una excepción humanitaria en la prórroga de la medida.

El pasado lunes 26 entró en vigencia la visa humanitaria impuesta por el Gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno, cuyo costo de 50 dólares restringe la entrada de los venezolanos. Y unos días antes de que comenzara aplicarse la exigencia del visado se produjo una avalancha de más de 13.000 personas el fin de semana.

Sin embargo, miles de personas se quedaron varadas en la frontera entre Colombia y Ecuador sin tener la oportunidad de continuar su viaje hacia el territorio ecuatoriano. Y han quedado expuestos a la intemperie y a un destino incierto pues la Policía ecuatoriana desplegó un operativo para evitar que los venezolanos utilicen el paso de las «trochas», rutas ilegales, para obligarlos a tramitar su visa humanitaria.

Ese mismo lunes del 26 de agosto, el inicio de la restricción del ingreso, coincide con otra tragedia, una familia entera de migrantes de cinco venezolanas con dos niñas mueren asfixiadas con gas en su vivienda de Quito. El diario El Comercio informó que las víctimas provenientes del estado Maturín, al noreste de Venezuela, apenas tenían un mes y medio de haber llegado a la capital ecuatoriana y se dedicaban a la economía informal.

Cifras por países
Diariamente unas 5.000 personas cruzan a pie la frontera en el Táchira, huyendo de la tragedia venezolana, y desde allí continúan su peregrinaje bien a Cúcuta en Colombia, a Perú, Ecuador, Chile o a la Argentina.

La mayoría escapa de la tragedia por la hiperinflación de 10 millones %, el colapso económico, cierre masivo de empresas, la escasez de alimentos y medicinas, el desempleo, la inseguridad, la violencia, el caos, la falta de libertades, violación sistemática de los derechos humanos y principalmente por la incertidumbre de cambiar a corto plazo la dictadura de Nicolás Maduro.

Pero estas causas parece que no son suficientes para que los venezolanos obtengan el estatus de refugiados de ACNUR en el extranjero. Venezuela no ha tenido una guerra pero las consecuencias de la crisis económica han empujado al 13% de su población al éxodo hasta colocarla en el segundo lugar mundial después de Siria, que ha tenido una guerra por más de 8 años lo que ha desplazado a más de 5 millones de sirios fuera de su país.

Los refugiados sirios reciben una dotación de 5.000 dólares por persona mientras que los venezolanos apenas de 100 dólares. «La diferencia está en que los venezolanos no han logrado que se les considere refugiados», afirma a ABC el exalcalde David Smolanski.

Esta crisis de migrantes y refugiados venezolanos no tiene precedentes en la región. Según el informe de la OEA hay unos 4 millones de venezolanos que han huido del país hasta junio de 2019 y puede escalar entre 5.3 y 5.7 para finales de año y para 2020 entre 7.5 y 8.2 millones, proyecta las Naciones Unidas.

Solo hay unos 500.000 venezolanos que han solicitado el estatus de refugiado, de los cuales solo 20.000 ya disfrutan de esa categoría, asegura el exalcalde.

El informe de la OEA sobre el caso de Venezuela muestra que la mayoría de los migrantes y refugiados venezolanos se encuentran en Colombia (1.3 millones), Perú (768.100), Chile (288.200), Ecuador (263.000), Brasil (168.300), Argentina (130.000), Panamá (94.400), Trinidad y Tobago (40.000), México (39.500), Guyana (36.400), República Dominicana (28.500), Costa Rica (25.700), Uruguay (8.600) y Paraguay (5.000). En términos absolutos, cuatro naciones: Colombia, Perú, Chile y Ecuador concentran más del 65% de los venezolanos que han abandonado su país.

En Curazao (26.000) y Aruba (16.000), los venezolanos representan el 15% de la población total de cada una de las islas, la más alta de la región en términos relativos.

De los 4 millones del éxodo hay cerca de 1.8 millones de venezolanos legalizados que ya disfrutan de protección temporal con acceso a la salud, educación y oportunidades para insertarse en los mercados laborales. Sin embargo, cerca de 2 millones de venezolanos están en condición de irregularidad o corren el riesgo de estarlo pronto.

Los países receptores son los que otorgan el estatus de refugiado. Y los fondos los otorga la agencia de las Naciones Unidas para Refugiados ACNUR. Hasta ahora Siria ha recibido unos 33.000 millones de dólares mientras que Venezuela solo ha obtenido 158 millones de dólares de los 738 millones programados, sostiene Smolanski.

David Smolanski es el comisionado oficial de los migrantes y refugiados venezolanos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) agradece el esfuerzo de los países de la región para recibir a los venezolanos pese a sus propias limitaciones de infraestructura y financieras.

En su entrevista con ABC rechaza de plano la visa humanitaria, prefiere los permisos temporales. «El aumento de restricciones migratorias a los venezolanos, lejos de solventar la crisis, la va a agravar. A parte de las condiciones vulnerables en las que están saliendo las personas de Venezuela, solicitar una renovación de pasaporte o emitir uno nuevo en ese país es prácticamente imposible por los costos, las redes de corrupción, la falta de material o la discriminación generalizada del régimen con quienes no comulguen con sus ideas». Hasta ahora seis países de Latinoamérica han puesto visados de obligatorio cumplimiento a los venezolanos que desean entrar como turistas a Perú, Chile, Ecuador, Panamá, Guatemala y República Dominicana.

Por lo pronto, considera la necesidad de que los países receptores de la migración califiquen de refugiados a los venezolanos para que puedan percibir mayor dotación y donación de fondos de ACNUR. Pero la solución definitiva y lo que va a frenar el éxodo es el cese de la usurpación de Maduro, concluye Smolanski.