Lo ha confirmado la presidenta de los nigerianos en la Comisión de la Diáspora, Dabiri-Erewa: «Tenemos 640 nigerianos que quieren regresar de Sudáfrica, y eso requerirá dos aviones. Puede haber más personas que quieran partir, pero lo sabremos cuándo llegaremos a Sudáfrica el miércoles», dijo Dabiri-Erewa a la CNN. Un Boeing 777 saldrá de Lagos el martes por la noche para regresar al día siguiente con los primeros «evacuados». El «primer vuelo programado llevará a 320 nigerianos» a casa, según anunció el cónsul general de Nigeria en Johannesburgo, Godwin Adamu, a AFP.
Crisis dimplomática
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, pidió el lunes la evacuación voluntaria inmediata de todos los nigerianos que deseen regresar a sus hogares. Buhari ha manifestado que está profundamente preocupado por la «violencia intermitente» contra sus ciudadanos en Sudáfrica, donde se estima residen más de 100.000 nigerianos. Además, pidió al gobierno sudafricano que tome medidas para ponerle fin a esta nueva oleada de ataques xenófobos. Esta crisis ha tensado las relaciones entre los dos países. La semana pasada, Nigeria convocó al embajador de Sudáfrica para condenar estos actos «sin sentido» y mandó a un diplomático para que se reuniera con su el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa. Tras el regreso a del enviado especial, la administración nigeriana rebajó un poco el tono y se comprometió a «trabajar como hermanos» con el gobierno sudafricano. Buhari visitará el próximo mes Sudáfrica para abordar los ataques y buscar una solución.
Por su parte, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa dijo en un comunicado que los ataques estaban socavando los esfuerzos para mostrar a Sudáfrica como un país con oportunidades para todos los que viven en él. «El gobierno no permitirá que la ilegalidad y la violencia esporádicas perturben la seguridad y los medios de vida de millones de sudafricanos y la mayoría de los extranjeros en nuestro país que respetan la ley y tienen el derecho de conducir sus vidas y negocios en paz», dijo Ramaphosa, que aprovechó para perdir firmeza a las fuerzas de seguridad contra los violentos.
Además de provocar una crisis diplomática, se ha producido una reacción violenta a modo de represalia contra Sudáfrica y sus compatriotas que viven en Nigeria. El temor a ataques obligaron a las empresas sudafricanas a cerrar las puertas durante varios días, y Sudáfrica decidió cerrar temporalmente su embajada. En el ámbito deportivo, Madagascar y Zambia cancelaron sus respectivos partidos de fútbol amistosos contra el combinado nacional Bafana Bafana por la situación que volvió a ser especialmente violenta el domingo
Al menos 12 personas han muerto desde que arrancó esta nueva oleada de ataques y saqueos contra inmigrantes en determinadas zonas de Johannesburgo y Pretoria. Cerca de 400 personas han sido detenidas. La mayoría de las empresas objeto de los ataques eran propiedad de inmigrantes de Nigeria, Etiopía, Zambia y Kenia. Los trabajadores extranjeros son a menudo víctimas del sentimiento antiinmigrante en Sudáfrica, donde compiten contra los locales por empleos, especialmente en industrias poco calificadas.
Sudáfrica es la segunda economía más grande del continente después de Nigeria.