«El poseedor de armas nucleares REALES grita lobo, en un SUPUESTO sitio ‘demolido’ en Irán», escribió Zarif en su cuenta oficial de Twitter en las últimas horas.
El jefe de la diplomacia iraní aludió así a que el primer ministro en funciones de Israel, Benjamín Netanyahu, trata de asustar a la comunidad internacional con informaciones falsas.
Netanyahu informó ayer de que su país descubrió la existencia de otra instalación en Irán para desarrollar armamento nuclear que era desconocida, situada en la zona de Abadeh, y que supuestamente fue destruida por las autoridades iraníes entre junio y julio pasados al constatar que Israel conocía su existencia.
«Él y el Equipo B solo quieren una guerra, sin importar la sangre inocente», denunció Zarif refiriéndose a Netanyahu, el asesor de seguridad nacional estadounidense, John Bolton; y los príncipes herederos de Arabia Saudí y Abu Dabi, Mohamed bin Salman y Mohamed bin Zayed al Nahyan, respectivamente.
El ministro iraní también publicó un vídeo de 2002 en el que Netanyahu subrayó que el fallecido dictador iraquí Sadam Husein estaba trabajando en un programa nuclear secreto, poco antes de que Estados Unidos invadiera el país árabe para derrocarlo.
«Esta vez, (Israel) seguramente no estará al margen mirando», advirtió Zarif sobre su posible implicación en un eventual conflicto con Irán.
Las afirmaciones de Netanyahu se produjeron poco después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmara que Irán ha empezado a instalar centrifugadoras para la producción de uranio enriquecido más avanzadas y modernas de las que le permite el pacto nuclear de 2015.
Teherán ya había anunciado la semana pasada que iba a suspender el cumplimiento de las restricciones en materia de Investigación y Desarrollo (I+D) con nuevas centrifugadoras, aunque insistió en el carácter pacífico de su programa.
El acuerdo nuclear está en peligro desde que Estados Unidos se retirara el año pasado del mismo e impusiera sanciones a Irán, ya que el pacto limita el programa atómico de Teherán a cambio exactamente del alivio de las sanciones.
Israel, por su parte, siempre se opuso al pacto, y Netanyahu ha pedido en repetidas ocasiones que la comunidad internacional adopte una posición más dura contra la República Islámica, a la que considera una amenaza existencial