Según dijo ayer el Príncipe Abdulaziz bin Salman, el nuevo ministro de Energía saudí, su país «está avanzando con cautela pero sin pausa por medio de pruebas en su dos reactores nucleares», informa Reuters. Es, hasta la fecha, la admisión más clara por parte de las autoridades de Arabia Saudí de que han decidido acelerar en la carrera nuclear en el Golfo Pérsico. Preguntados ayer, los portavoces de la diplomacia norteamericana rechazaron evaluar esas revelaciones hasta que tengan más detalles sobre el programa nuclear.
Bin Salman acaba de ser nombrado ministro de Energía, tras uno de los cambios más profundos y significativos en la cúpula del régimen. Ahora este hijo del rey supervisa todo lo relativo a la producción de energía en una de las mayores potencias petrolíferas del mundo. Su primer acto público ha sido la conferencia en Emiratos Árabes Unidos en la que ha anunciado que su país va a seguir avanzando en el enriquecimiento de uranio. Además, se ha comprometido en esa comparecencia a negociar controles sobre la producción de crudo por parte de los países Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La corona saudí se apuntó un tanto en marzo cuando la Casa Blanca autorizó a varias empresas norteamericanas participar en las fases iniciales de unas contratas para desarrollar el programa de energía nuclear del reino árabe. La cooperación gubernamental y militar entre EE.UU. y Arabia Saudí quedó en entredicho después del asesinato del disidente Jamal Khashoggi, que residía en Washington, durante una visita al consulado de su país en Estambul el pasado mes de octubre. Sin embargo, y pese a las presiones de su propio partido en el Capitolio, el presidente Donald Trump sea negado a rescindir ningún contrato o programa de ayuda.
Consumo civil
Tras estudiar varias vías para dotarse de un programa nuclear, las autoridades saudíes han decidido enriquecer su propio uranio, como ya hace Irán. Para ello han sacado a concurso varias contratas a las que se han presentado empresas de EE.UU., Rusia, Corea del Sur, China y Francia. Si las empresas estadounidenses son seleccionadas, la corona saudí deberá firmar un acuerdo por el cual se compromete a que sus centrales nucleares producirán únicamente energía para consumo civil.
Ese es precisamente el argumento con el que Irán defiende su propio programa nuclear, pero hasta la fecha no ha sido capaz de convencer de su sinceridad a Washington. El presidente Trump se retiró del acuerdo de desnuclearización en 2015 y desde entonces ha dictado varias rondas de sanciones, a cada cual más dura, para ejercer presión sobre el régimen de los ayatolás.
Irán ha acelerado en meses pasados el enriquecimiento de uranio hasta llegar a las puertas mismas de dotarse de armas nucleares, una línea roja tanto para EE.UU. como para la Unión Europea. De momento, sólo disponen de armas nucleares EE.UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte.