Cinco años después, la joven se ha subido al estrado para testificar contra Haskell, principal acusado de los asesinatos, en un juicio que ha comenzado esta semana.
Katie Stay, de 34 años, su esposo, Stephen, de 39, y cuatro de sus cinco hijos, de entre 4 y 13 años, fueron abatidos en el hogar familiar, situado en una zona residencial de Houston (Texas).
Según los informes policiales, Haskell ató a todos, les dijo que se tumbaran boca abajo y les disparó a cada uno por la espalda en la cabeza.
«La habitación olía a sangre. No había espíritus en esa habitación», ha relatado Cassidy. En los momentos previos, la joven ha explicado que «oró mientras Haskell la sostenía a ella y a sus hermanos a punta de pistola, mientras esperaba que sus padres regresaran».
Detalló, además, que su tío estaba tranquilo mientras les ordenaba entrar, amenazándoles con su arma. «Intenté apelar a su humanidad. No pensé que alguien lastimaría a unos niños si supiera sus nombres y la edad que tenían».
Para los fiscales, la familia fue víctima de una venganza de Haskell, que se enfrenta a múltiples cargos de asesinato.
Durante los primeros días del juicio, el jurado ha visto las horribles imágenes de la familia Stay tras haber sido asesinada a tiros. Medios como «ABC13» señalan que Haskell mostró «poca o ninguna emoción y no pareció mirar las fotografías».
Según la defensa, Haskell «estaba loco» en el momento de los asesinatos. «Está sedado y es una persona que ha sido tratada por una enfermedad mental grave», afirmaba el abogado defensor.
Haskell se enfrenta a la pena de muerte si es condenado.