El Departamento de Estado ha informado en un comunicado que los cambios entran en vigor hoy, justo el día en que Cuba conmemora el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba. Un portavoz del Departamento de Estado ha detallado que las cuatro empresas incluidas en la «lista negra» son: el hotel Palacio Cueto, ubicado en La Habana Vieja; el complejo hotelero Kempinski, en Cayo Guillermo (noreste de Cuba); así como dos editoriales de libros, la primera adscrita al Ministerio cubano del Interior y la segunda al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, creó esa lista en junio de 2018 para prohibir las transacciones de ciudadanos estadounidenses con empresas «bajo el control o que actúan en nombre» de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad de Cuba, de acuerdo al Departamento de Estado. En la isla del Caribe, muchos de los hoteles son propiedad de compañías controladas por las Fuerzas Armadas y están gestionados en régimen de empresa mixta por corporaciones extranjeras, como el grupo Meliá, con sede en España.
Una política endurecida
De esa forma, el listado afecta ahora a más de 220 entidades, entre ellas el conglomerado empresarial del Ejército, el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), que se calcula controla alrededor de dos tercios del comercio minorista de la isla; y el grupo de turismo que depende de esa institución, Gaviota. El Gobierno de Donald Trump quiere que los estadounidenses que viajan a la isla, acogidos a unas categorías excepcionales que permiten su visita, no puedan quedarse en los hoteles incluidos en el listado y que tampoco puedan comprar bienes en empresas vinculadas a las entidades sancionadas.
La inclusión de esas empresas en esa «lista negra», además, significa que los estadounidenses, incluidos los cubanos nacionalizados, pueden demandarlas ante cortes de EE.UU. si alegan que se benefician de propiedades en Cuba que eran suyas o de su familia antes de la Revolución liderada por Fidel Castro en 1959.
Eso es posible porque, el pasado mayo, Trump permitió por primera vez en la historia la activación de los Títulos III y IV de la
ley Helms-Burton,
que todos los presidentes estadounidenses anteriores a Trump habían mantenido suspendidos desde que se aprobó esa norma en 1996. Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha endurecido la política hacia Cuba con el endurecimiento del embargo comercial, la prohibición de cruceros a la isla y reducciones del personal diplomático.