arrebata este sábado el récord de longevidad a la cabeza de Israel al padre fundador del país, David Ben Gurion. Si bien se le ha alabado por sus éxitos diplomáticos y económicos, también se le acusa de dividir al país con sus políticas populistas y derechistas.
A sus 69 años, el extravagante «Bibi», adorado por algunos y aborrecido por otros, ha ocupado hasta hoy el cargo de primer ministro israelí durante 4.876 días, más de 13 años, según un cálculo del think tank Israel Democracy Institute (IDI), puesto que fue jefe de gobierno entre 1996-1999 y nuevamente desde 2009. Su última victoria legislativa en abril de este año se volvió amarga después de que no formara una coalición gubernamental. Ha elegido convocar nuevas elecciones, que se celebrarán el 17 de septiembre, poco antes de una audiencia programada para octubre, en la que corre el riesgo de ser acusado de corrupción.
Sus numerosos seguidores insisten en lo que consideran una buena gestión de un país pequeño en una región inestable y le atribuyen una serie de avances diplomáticos y crecimiento económico. Sin embargo, según sus críticos, Bibi ha demonizado a sus oponentes políticos y a la minoría árabe de Israel con su uso reiterado de discursos populistas. También le acusan de haber puesto sus ambiciones personales ante el interés nacional.
Una expansión considerable
Desde el fracaso del último intento de negociaciones con los líderes palestinos en 2014, Netanyahu ha buscado, y en parte logrado, marginar el tema de la ocupación israelí de los territorios palestinos. Fue apoyado, en esta estrategia, por la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, quien guió firmemente la política de Washington a favor de Israel.
Netanyahu también ha logrado forjar alianzas y fortalecer sus lazos diplomáticos con varios países del Golfo, enfatizando su enemigo común en Irán. «Hemos demostrado que Israel, un país inicialmente pequeño y aislado en un ricón de Oriente Medio era capaz de convertirse en una gran potencia al nivel mundial», declaró esta semana el primer ministro en una entrevista con el diario nacional prorégimen «Israel Hayom».
Para Shmuel Sandler, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad Bar Ilan, cerca de Tel Aviv, comparar a Netanyahu con Ben Gurion es un ejercicio complejo, puesto que «un padre fundador siempre está por encima de cualquier reproche». Este proclamó la independencia de Israel en 1948 y fue primer ministro hasta 1954 y su mandato fue renovado entre 1955 y 1963.
Netanyahu, a quien llaman «Bibi» todo los israelís, que viene de una gran familia de derecha en Israel y es hijo de un historiador especializado en la historia del judaísmo, comparecerá ante la Fiscalía israelí en octubre por un caso de corrupción, fraude y abuso de confianza. Pocos creen que el primer ministro renunciaría a su puesto por iniciativa propia y solo se verá obligado a hacerlo si es sentenciado y todas las apelaciones a la decisión judicial se han agotado, pero la presión política para desistir probablemente será muy importante, según los analistas.