Los jueces marroquíes establecieron asimismo penas de cárcel, que van de los 5 años a la cadena perpetua, para otros 21 juzgados de pertenencia a la misma célula terrorista, por su diverso grado de colaboración con los asesinatos, Entre ellos figura un ciudadano hispano-suizo, Kevin Zoller Guervos, un converso al islam, que según la Fiscalía marroquí enseñó a los componentes de la célula afiliada a Daesh a disparar, y a utilizar un lenguaje críptico para sus comunicaciones.
Las dos víctimas, Louisa Vesterager, una estudiante de danesa de 24 años, y su amiga noruega Maren Ueland, de 28 años, pretendían ser guías turísticos, y con tal fin acampaban en una zona aislada de las montañas del sur de Marruecos en las Navidades del año pasado. Sus asesinos, con indumentaria salafista -barba y túnica blanca- se limitaron ayer, en sus últimas palabras ante el tribunal, a reivindicar sus actos en el contexto de la yihad, la “guerra santa”, sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento.
La sentencia de pena capital no es infrecuente en Marruecos, aunque desde 1993 se aplica de facto una moratoria en su aplicación.