EE.UU. vuelve a intentar restringir el derecho a asilo para contener la crisis en la frontera

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La restricción de la petición de asilo está en el centro de la política migratoria de Donald Trump y ayer su Gobierno anunció una nueva normativa para tratar de reducir el número de personas que cruzan la frontera para solicitar este derecho. El plan, anunciado en un comunicado conjunto por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia establece que no se permitirá solicitar asilo a las personas que no hayan pedido ese mismo derecho en los países por los que transitaron antes de llegar a EE.UU.

La intención clara de la normativa es que los inmigrantes centroamericanos, que son la mayoría de los que ahora llegan a la frontera, tengan que pedir asilo en otros países antes de hacerlo en EE.UU., cuyo sistema migratorio está desbordado. Así, las personas de El Salvador y Honduras tendrán que pedir asilo en Guatemala, y los guatemaltecos deberán hacerlo en México.

Desde el año pasado, el número de inmigrantes indocumentados que son detenidos en la frontera se ha disparado. El pasado mayo se batieron récords, con casi 140.000 detenciones, un número que se redujo en junio a alrededor de 100.000 gracias al acuerdo migratorio con México y a la habitual caída de entradas en los meses de verano. En lo que va de año, el número se acerca casi al millón de indocumentados detenidos, el más alto en más de una década. Tras su detención, los inmigrantes son puestos en centros de detención mientras esperan su procesamiento legal, muchas veces en condiciones inhumanas, como se ha comprobado en las últimas semanas. Al tratarse en muchos casos de menores o familias con menores (que no se pueden separar), la ley obliga a que su detención solo pueda prolongarse por un tiempo limitado. Por ello, las autoridades se ven obligadas a soltar a los inmigrantes, normalmente con una pulsera de seguimiento y con una comparecencia pendiente ante el juez para los que solicitan asilo, que son la mayoría. Los inmigrantes abandonan la frontera y se recolocan con familiares o amigos que ya están en el país. Los juzgados están sobrepasados con casos de asilo, con un atraso de casi un millón de casos, por lo que pasan muchos meses hasta que los solicitantes de asilo del acudir ante la justicia.

La Administración Trump justificó la medida en que solo el 20% de las solicitudes de asilo son aceptadas por los juzgados, lo que demuestra que la mayoría de los que lo piden no tienen mérito y lo utilizan como una forma de entrar en el país. La nueva normativa, que empezará a aplicarse hoy, permitirá solicitar el asilo a los inmigrantes que ya lo hayan pedido en otros países y hayan sido rechazados y también a «víctimas de una forma severa de tráfico humano». La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en sus siglas en inglés) espera su bloqueo, como ya ocurrió en el pasado con el intento del Gobierno de eliminar la posibilidad de petición de asilo a quienes crucen la frontera fuera de puestos fronterizos.

Redadas
La decisión de limitar el acceso a asilo llegó un día después de la puesta en marcha de redadas contra inmigrantes indocumentados. Las organizaciones de derechos de inmigrantes aseguraron que su incidencia fue menor de la esperada, después de que el pánico se instalara entre la comunidad inmigrante durante el fin de semana. Trump aseguró ayer que las redadas fueron «muy exitosas» y que se detuvo a mucha gente a pesar de que no tuvieran gran visibilidad. «Se llevaron a muchos el domingo», añadió Trump, que dijo que su Administración se centró en la detención de criminales y que las detenciones se esparcirán en el tiempo.

El plan de la policía migratoria (ICE, en sus siglas en inglés) era el apresamiento de unos 2.000 inmigrantes indocumentados con órdenes de deportación. Al parecer, la idea era que muchos de ellos hubieran llegado recientemente a EE.UU., para favorecer la disuasión de quienes planean en actualidad entrar en EE.UU. sin permiso.