Trump calienta motores

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ADonald Trump le gusta ser percibido como un héroe que vive para pelear contra el sistema. Está orgulloso de saber que el hasta hace poco embajador británico le calificaba de «Terminator» y disfruta siendo la bestia negra de gran parte de los medios de comunicación. Lo suyo es la fricción, la búsqueda del choque y la generación de tensiones.

Estos días, mientras se suma una nueva dimisión en su gabinete, prepara su campaña por la re-elección en 2020. Al igual que hace cuatro años, Trump solo se dirige a los republicanos y lo hace con malas noticias, empezando por el supuesto descontrol de la inmigración ilegal. Algunos conservadores sugieren que es un enfoque equivocado: la buena marcha de la economía de EE.UU. debería ser el mensaje principal, que sumaría a muchos ciudadanos no atraídos por las furibundas batallas ideológicas. Pero el presidente sigue fiel a su registro favorito, exagerar las amenazas a su país y afirmar que solo él puede hacerlas frente.

El Tribunal Supremo le ha impedido incluir una pregunta sobre la ciudadanía de cada individuo que cumplimenta el censo. Trump ha convertido enseguida este revés judicial en argumento de campaña y promete toda la fuerza del poder ejecutivo para recabar información sobre los inmigrantes sin papeles. Los resultados de su política en este terreno son controvertidos: miles de familias separadas por la fuerza en la frontera, el muro prometido no se construirá y el racismo es alentado desde instancias públicas. Pero su gobierno ha deportado a muchas menos personas que el de Obama, consciente de que el boom económico depende de la mano de obra barata que aporta la inmigración.

En el bando demócrata, apenas iniciadas las primarias, emerge la figura de Kamala Harris, de padre jamaicano y madre india. La senadora por California tiene una reconocida trayectoria como fiscal y unas capacidades de auto-disciplina y de trabajo muy destacadas. Harris suele citar a Bobby Kennedy, «solo los que se atreven a fracasar de forma estrepitosa pueden conseguir hacer grandes cosas». Una apuesta arriesgada para destronar a Trump y, también, la opción más interesante.