Ahora, los mismos investigadores, dirigidos por Joseph R. McConell, investigador en Desert Research Institute (DRI), en Reno (EE.UU.), han extendido sus análisis para cubrir más puntos de muestreo y alargar la duración de la época estudiada. Sus análisis, publicados de nuevo en PNAS, han permitido estudiar las emisiones de plomo desde el año 500 hasta el 2010, con lo que han observado las consecuencias de la Peste Negra o del auge del reinado de Carlomagno. La Revolución Industrial y la quema de combustibles fósiles aumentó hasta 300 veces la producción de plomo, en comparación con la Edad Media, y solo la legislación ambiental le puso freno a la polución a partir de los setenta.
«Este es el primer análisis completo y detallado, año año, de la polución de plomo en el Ártico», ha explicado McConell a ABC. «Los historiadores pueden emplearlo para comprender mejor las economías antiguas y medievales, o bien para evaluar los efectos de epidemias, hambrunas, problemas climáticos o guerras sobre las economías europeas».
El viaje del plomo
Desde hace milenios, el hombre se ha afanado en extraer plata de la tierra. La mayoría proviene de la galena, un mineral gris y brillante en el que plata y plomo están mezclados, y que se funde para extraer el preciado metal. «Creo que por cada gramo de plata producido se liberaban de 100 a 1.000 gramos de plomo, y que una buena parte se emitía a la atmósfera», ha explicado McConell.
Todo este plomo procedente de minas y fundiciones europeas fue arrastrado, siglo tras siglo, por los vientos, y depositado lentamente en las capas del hielo de Groenlandia. A partir de la Revolución Industrial, la quema de combustibles fósiles incrementó la tasa de acumulación de este metal. Los modelos atmosféricos elaborados por los científicos les permitieron descartar el efecto de emisiones procedentes de otros lugares, como China.
«Nos sorprendió lo estrechamente vinculados que están los cambios en la producción de plomo y los sucesos históricos ocurridos en Europa, como las epidemias o las hambrunas», ha explicado el director de la investigación. De hecho, los científicos extrajeron testigos de hielo en trece puntos diferentes de Groenlandia, y en todos ellos encontraron casi todos los mismos patrones en las concentraciones de plomo. Esto indica que los eventos históricos provocaron cambios a gran escala en las emisiones de este metal.
Los investigadores observaron que la polución de plomo se multiplicó 250 a 300 veces entre la Edad Media y el auge industrial de 1970, pero que las políticas ambientales, y probablemente la caída de la Unión Soviética, lograron reducir en un 80% las emisiones, a unos niveles «solo» 60 veces superiores a los de tiempos medievales.
El auge de Carlomagno y de Hungría y Bohemia
Además de eso, descubrieron otras cosas interesantes. Por ejemplo, que la actividad económica medieval no alcanzó un esplendor comparable al de la Pax romana (al menos en términos de producción de plomo y plata) hasta un periodo comprendido entre el 768 y el 814, bajo el reinado de Carlomagno, época en la que se abrió una importante mina en Melle (Francia). Esto coincide con otros estudios que han estimado la tasa de tala de árboles, y que han sugerido que por entonces se vivió un momento de esplendor económico.
Más tarde, en torno al 968, la apertura de una mina en Rammelsberg, en Alemania, aumentó la acumlación de plomo, hasta que las hambrunas y las enfermedades provocaron el abandono de las minas, cosa también reflejada en los testigos de hielo de Groenlandia.
Entre el 1254 y el 1306 hubo una explosión en la actividad minera de plata en Hungria y Bohemia reflejada en la polución. Sin embargo, en general los datos extraidos por los investigadores sugieren que antes del siglo XIV la economía y las emisiones estaban en retroceso, coincidiendo con el comienzo de la crisis de la Edad Media tardía.
La Peste Negra
Entonces, comenzó un periodo de cambio climático, hambrunas y cambios sociales, justo antes de una drástica caida provocada por la irrupción en Europa de la Peste Negra, una epidemia que mató quizás a la mitad de la población europea.
«Nos sorprendió la magnitud y la persistencia de las caídas provocadas por la Peste Negra en torno al 1348», ha dicho McDonell. «Hubo una caída del 50 al 60% en la polución del Ártico de forma inmediata, y no se alcanzaron unos niveles comparables al momento anterior a la epidemia hasta pasado un siglo». Esto es una señal, según este científico, de que a Europa le llevó generaciones recuperarse de la terrible plaga.
La revitalización de la minería por parte de los sajones y el desarrollo de nuevas tecnologías llevó a un importante aumento de la polución en el siglo XVI, y pero hubo un descenso del 25% entre 1560 y hasta 1675, a causa de nuevas epidemias de peste. La Guerra de los Treinta años (1618-1648) también provocó una caída notable.
El uso de pólvora y las mejoras tecnológicas en minería llevaron a nuevos aumentos en la polución de plomo durante 170 años, hasta mediados del siglo XIX, con la salvedad de descensos menores coincidentes con dos epidemias de cólera en Europa, así como las crisis económicas que precedieron a las revoluciones de 1848.
Durante los 120 años siguientes el aumento de polución fue muy pronunciado, en parte gracias a la quema de carbón y gasolina con plomo. La polución aumentó notablemente entre 1850 y 1915, coincidiendo con la Revolución Industrial. La Gran Depresión la hizo caer, antes de aumentar rápidamente hasta el máximo de 1970.
Los autores del estudio creen que su investigación puede ser de ayuda para analizar la importancia de ciertos eventos sobre la economía del pasado, así como para evaluar el impacto del hombre sobre el medio ambiente del Ártico. Ahora esperan poder extender sus análisis hasta la Edad del Bronce, así como estudiar otros productos contaminantes que les permitan aprender sobre nuestra economía y nuestra historia.